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Más salud con fruta a partir de los 50

La salud es lo primero para todos y para cuidarla, tenemos que ajustar nuestra alimentación y nuestro ritmo de vida a las necesidades de cada momento. Por eso a partir de los 50, cuando el metabolismo vuelve a cambiar, si queremos seguir sintiéndonos bien, debemos tener en cuenta algunos consejos para poder preservar nuestro bienestar.

 

Como en todas las etapas de la vida, es importante seguir una dieta equilibrada donde “haya un poco de todo”. Sin embargo, la actividad diaria hace que las personas mayores quemen menos energía y por tanto, necesiten menos cantidades de alimentos. Por eso se suele tener menos sensación de hambre. Por eso hay que comer de manera más frecuente y en pequeñas cantidades.

El metabolismo se hace más lento y las digestiones también se realizan más despacio, por eso será importante el consumo de fibra, que lo encontraremos fácilmente en la verdura y la fruta.

 

Además, querremos estar jóvenes durante más tiempo y eso lo podemos conseguir tratando de comer alimentos que contengan antioxidantes (betacarotenos, vitaminas A, C y E, principalmente y flavonoides). Todos estos componentes, los encontraremos en gran medida en frutas y verduras como: naranjas, limones, pomelos, espinacas, calabazas, pimientos, tomates, guisantes, nueces, manzanas, ajos, cebollas, melocotones, apio, col, coliflor, brocoli…

 

Un sinfín de posibilidades que ayudarán a los mayores no sólo a ralentizar el envejecimiento, sino a mejorar el sistema circulatorio, el aparato digestivo, e incluso, la memoria.

 

No noto el sabor, cocinar para uno sólo es aburrido, no tengo hambre…

Estas son algunas de las cuestiones más corrientes que suelen desembocar en una peor alimentación de la gente mayor. Pero, como siempre, hay algunos trucos para cambiar estos tópicos.

 

Es cierto que los sentidos disminuyen y las comidas suelen saber más insípidas. Para mejorarlas, antes que añadirles más azúcar o sal, que es menos saludable, podemos condimentarlas con más especias, frescas o secas o incluso un poco de miel.

 

Además, se hace más fácil comer fruta, si está preaprada, es decir, cortada a pequeños trocitos, más sencillos de masticar, o incluso con un poco de zumo.

 

Y sobre todo, todas las personas, nos sentimos atraídos por la vista. Si las comidas son agradables y los platos un poco cuidado y presentados, el comer volverá a ser un pequeño placer.